Margarito Cifuentes, el mejor para tus dientes
Margarito Cifuentes era el doctor más famoso de Pueblilla del Monte, un bonito pueblo situado en la Sierra de Rubiales. Aunque a Margarito le encantaba su nombre, todos le conocían como Dracuden, un nombre más apropiado para alguien que acababa de cumplir mil doscientos años, tenía las orejas puntiagudas y lucía unos relucientes y muy blancos colmillos. Y es que Margarito, antes de ser doctor, era vampiro.
Tanto le gustaban sus dientes que un buen día decidió colgar la capa negra, la misma que le regaló su bisabuelo el conde Drácula, para comprarse una bata blanca de médico. Entonces dejó de chupar sangre, tiró el ataúd para comprarse una cama y se fue a la Universidad. Por fin había encontrado su vocación, nada mejor que dedicarse a lo que más le gustaba: pulir, abrillantar y cuidar sus dientes.
Es así como, tras años de estudios en la Facultad de Odontología, se convirtió en dentista. El mejor dentista de la historia (especialmente porque ningún otro tenía tantos años como él). Y pensó que si se le daba tan bien cuidar de sus dientes, ¿por qué no hacerlo para los demás? Entusiasmado, decidió montar una clínica: “Margarito Cifuentes, el mejor para tus dientes”.
Después de muchos días de espera, algún que otro susto y mucha paciencia, Margarito consiguió convencer a sus vecinos de lo importante que era cuidarse los dientes. Tanto, que su consulta empezó a llenarse de personas de lo más variopintas.
-La muela me duele señor Doctor, ¿o será el cepillo que me da pavor?
-Este diente se me mueve, parece que va a caer, ¿es por no limpiarme bien?
-¡Qué tristeza, qué alboroto!… ¿tengo otro diente roto?
-Doctor, doctor, tengo ganas de llorar…¡me duele mucho al masticar!
Pero Margarito tenía soluciones para todos. Por eso se convirtió en el dentista más famoso de la historia, el único capaz de que sus pacientes, además de valientes, se limpiaran bien los dientes. (Porque no sé si os habéis dado cuenta que en Pueblilla del Monte, en la Sierra de Rubiales, todos sus habitantes hablan en verso.)
Ya os iremos contando las mil y una aventuras que suceden en la consulta de este vampiro que decidió abandonar su destino para convertirse en un dentista de lo más fino.