18 de julio de 2013
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3 pasos imprescindibles

¿Por qué debo usar enjuague bucal?

El cepillado es la base de una buena higiene bucal, pero por sí solo no es suficiente para evitar la acumulación de bacterias, sobre todo en las zonas de difícil acceso. Por eso, para tener una sonrisa en plena forma es conveniente completar el cepillado con otros cuidados como el uso de hilo dental o los enjuagues bucales.

Los enjuagues bucales son soluciones acuosas que aportan diferentes sustancias beneficiosas para nuestros dientes, llegando a zonas de nuestra boca donde el cepillo no puede acceder. Nos ayudan a garantizar un aporte adecuado de flúor y a combatir las bacterias que causan la caries, la gingivitis y el mal aliento. Son especialmente útiles para las personas que llevan brackets o prótesis dentales fijas, ya que facilitan una limpieza adecuada de las mismas. Algunos de ellos pueden aportar beneficios adicionales: acción antimanchas, protección de las encías… ¡Asegúrate de escoger el más adecuado para ti!

Para que el enjuague bucal sea lo más eficaz posible, lo primero que has de saber es que debe usarse después del cepillado dental. Debes eliminar todos los restos de comida posibles mediante una buena técnica de cepillado y el uso de un cepillo adecuado, incluyendo la limpieza de la lengua y las encías. El uso de hilo o seda dental te ayudará a limpiar los espacios interdentales.

El enjuague bucal puede usarse a diario. No debe diluirse en agua y se aconseja mantenerlo en la boca durante al menos 30 segundos. Pasado este tiempo, debes escupir los restos evitando tragarlo. Evita comer y beber durante al menos 30 minutos después de usarlo. ¡Listo! Ya tienes tu boca fresca, limpia y preparada para sonreír.

 

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